En Lucas 17:7-10 el Señor hace tres preguntas para hacer reflexionar a sus discípulos sobre el deber de un siervo y finaliza con esta intrigante y lapidaria declaración:
Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos. Lucas 17:10
¿No se supone que si un siervo cumple con su labor, es un siervo útil?
¿Por qué debe considerarse inútil un siervo que ha hecho «todo lo que se le ha ordenado»?
Algunas consideraciones: Los siervos, eran esclavos. Doulos es la palabra griega para aquel que tenía un amo, un Señor. Los «doulos» cumplían con los servicios requeridos por su amo (generalmente tareas domésticas o agrarias) y recibían a cambio comida y un lugar donde vivir, seguramente vestimenta… pero no tenían ganancias. El amo había pagado por el siervo y era de esperarse que él cumpliera su servicio a cambio de su mantenimiento, si hacía todo lo ordenada no estaba trayendo ninguna ganancia a su amo, ningún mérito tenía, solo hacía lo que se espera de él.
Los discípulos de Jesús somos sus siervos; muchas veces pensamos equivocadamente que tenemos mérito en nuestros servicio, pero como es algo mandado por el Señor, y somos sus esclavos, debemos corregir nuestro entendimiento y no pretender ninguna recompensa, aunque si la recibiéramos, ciertamente es por la misericordia y gracia de Dios, que decide recompensarnos.
La palabra «inútil» aunque es una buena traducción, suele confundirnos al hacer ver el texto como contradictorio. Pues si el siervo hace todo lo que debe ¿No estará siendo útil acaso? Pero si la traducimos «indignos», tendrá más sentido, y suena menos contradictoria.
Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos «indignos» somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
Indignos, o sin mérito, es la idea de esta frase. ¿Indignos de qué? Indignos de lo siguiente:
1.- Que Dios haga lo que al siervo le corresponde: El preparar la comida era responsabilidad del siervo, no del amo. El siervo es indigno que el amo le prepare la comida y lo llame a la mesa.
7 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?
2.- Que Dios le dé prioridad al siervo. El que tiene la prioridad en todo es Dios, no mis deseos o necesidades. Yo como siervo debo cumplir con mi deber y no esperar que él ponga mis prioridades por sobre las de él. Su gloria es primero, yo soy su siervo.
8 ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?
3.- Que Dios alabe o agradezca al siervo por aquello que es su obligación: En nuestra cultura se agradece por cortesía aún en las cosas que son obligación, pero visto de un punto de vista de responsabilidades, la gratitud no es requerida cuando hay un pago por el deber. No debe un patron dar gracias si pagó el salario de su empleado. Así el amo no da gracias a su siervo si cumple su labor. Solo si el siervo hiciera algo «extra» estaría trayendo alguna ganancia a su amo que no fuese requerida, pero en el marco de la esclavitud, toda ganancia de su siervo es propiedad de su amo, por lo tanto, la gratitud no tiene lugar. No esperemos que Dios nos de las gracias por nuestro servicio, es verdad que nos recompensará, pero eso será por su gracia y no nuestro mérito.
9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.
El comentarista Albert Barnes nos ayuda a comprender este texto mejor:
Son servidores no rentables: no hemos otorgado ningún favor. No hemos «merecido» nada. No hemos «beneficiado» a Dios, ni lo hemos sometido a «obligación». Si nos recompensa, será un favor inmerecido. Esto es cierto en relación con los cristianos en los siguientes aspectos:
1. Nuestros servicios no son «rentables» para Dios Job 22: 2; él «no necesita» nuestra ayuda, y su felicidad esencial no aumentará con nuestros esfuerzos.
2. La gracia de hacer su voluntad proviene solo de él, y todos los elogios de eso se deben a él.
3. Todo lo que hacemos es nuestro «deber»; no podemos reclamar haber prestado ningún servicio que lo «obligue» a mostrarnos su favor; y,
4. Nuestros mejores servicios se mezclan con imperfecciones. Nos quedamos cortos de su gloria Rom 3:23; no le servimos tan sincera, alegre y fielmente como deberíamos; estamos muy, muy lejos del ejemplo que nos dio el Salvador; y si somos salvos y recompensados, será porque Dios será misericordioso con nuestra injusticia, y ya no recordará más nuestras iniquidades, Heb 8:12.
Teniendo presente esto, podemos enfrentar el diario vivir con un sentido más grande de nuestra responsabilidad y más correcto en nuestras expectativas. Cuando estamos esforzándonos en el servicio, cuando estamos siendo constantes en los hábitos piadosos, cuando tenemos un buen rendimiento en el servicio, fácilmente podemos desviarnos en nuestro entendimiento de lo «meritorio» en nuestra relación con Dios. Este texto nos ayuda a ser más humildes en nuestro deber, a no ser quejosos por los que nos corresponde hacer, y no anhelar gloria o alabanza porque le pertenece al Señor.
© Por Adrián Passarelli. Verdadenamor Este material es de libre reproducción y distribución, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia. Suscríbete para recibir actualizaciones de entradas como esta aquí.
Que el Señor todopoderoso bendiga sus vidas, asi como su estudio bendijo mi vida.Gracias por compartir .
BENDICIONES.
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Dios los bendiga por la enseñanza. Shalom.
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Muy buena enseñanza DIOS LE PROSPERE ASU MINISTERIO Y ASU FAMILIA
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